No sé en qué hay más ironía: ¿en la aprendiz de Periodista que encontró su pasión entre libros de recetas y aparatos de cocina, o la ex anoréxica que redescubrió el amor por la comida que había encadenado a sus temores, donde encontró el lugar perfecto para resguardarse y no salir?.
Es evidente que de mi último post a éste, hay un tiempo considerable de distancia; a diferencia de otras ocasiones, no tengo la intención de justificar mi ausencia, simplemente contaré lo que ha pasado en estos meses que podrían parecer caóticos, pero han sido muy agradables, y me han llevado a conclusiones que ya se vislumbraban, muy a pesar de mi negación.
En los últimos meses me enfrasqué, una vez más, en el proceso largo y tedioso de selección para un nuevo empleo, en el que, por equis o ye situación, no quedé. Aún me pregunto si puedo considerar esta una decisión favorable o desfavorable; las razones son sencillas: por un lado era un trabajo aceptable, con un sueldo fijo y razonable, muy diferente a lo que me habían ofrecido anteriormente; no puedo negar que me gustaba, pero en el fondo prevalecía esa negación a encerrarme en un cubículo a enfocarme en las “relaciones públicas” (quedarme quieta no es mi cualidad característica).
Hasta hoy no me han dado un motivo válido basado en mis capacidades, que me permita deprimirme por no obtener la plaza, muy al contrario, comencé a pensar que había una razón más fuerte para no quedarme ahí: y así fue, no había querido voltear a mi alrededor a darme cuenta que estaba haciendo lo que quería hacer desde meses atrás, y que tenía una opción muy viable para salir adelante.
No me atrevía a aceptar que mi pasión por la gastronomía me estaba llevando por un camino diferente al que siempre tuve en mi cabeza, en el fondo tenía un miedo inmenso a todas las implicaciones. La historia se resume en haber emprendido un negocio muy pequeño de venta de repostería y chocolates para ocasiones especiales; todo comenzó como un experimento para ganar dinero “en lo que encontraba algo”, prueba que terminó por absorber más que mis energías, las ganas. Me reencontré con ese placer que desde niña sentí tanto por la comida como alimento, como por la preparación de ésta como forma de expresar sentimientos; incluso recordé que en algún momento desee estudiar Gastronomía, aunque finalmente mis fantasmas ganaron la batalla.
Y con esto no significa que me arrepienta de obtener mi título en Comunicación Social, por el contrario, sé que pueden complementarse. Tras estos meses de mucho sopesar y pensar, tomé una decisión que quizás para algunos sonará como una locura, e incluso mediocridad, pero para mí es una gran oportunidad de retomar el rumbo de mi vida hacia donde siempre soñé, así que decidí meterme de lleno en el negocio, no sólo de los postres y la comida en general, sino de los detalles que tocan el corazón, sin descuidar mi infinito deseo de compartir con otros historias, información, y también esta profunda pasión por los alimentos.
Esta publicación ya se hizo muy larga, pero poco a poco les iré contando más del detrás de este nuevo paso, y lo que viene por delante; lo único que puedo decir para finalizar es: Mawii está más fuerte que nunca y con muchas ganas de vivir, saborear, preparar y escribir
No hay comentarios:
Publicar un comentario