agosto 23, 2011

La Academia... otra vez?

¿Qué sentido tiene hacer una 9° generación de La Academia? Esa es la pregunta que ha rondado por mi cabeza desde que el domingo por la noche apagué la televisión después de intentar ver el primer concierto de este re re re re frito de lo que en algún momento fue un proyecto para catapultar nuevos talentos.
Comenzaré por explicar un poco el contexto personal por el cual con toda intención veía ese canal a esa hora. Bueno, en primer lugar llegué tarde, o sea que no la vi desde sus primeros minutos, lo cual ya era un punto en mi contra pues mi idea era hacer una crónica y breve crítica de esta emisión para el sitio web donde escribo, pues he notado que este tipo de “artículos” son muy leídos y la verdad me divierto bastante haciéndolos. Sumado a este motivo, siempre he pensado que antes de decir que algo es una basura debes antes haberlo visto, olido, probado o sentido, según sea el caso, por lo tanto he visto, oído y sufrido cosas como Ella es Niurka, Laura, Pequeños Gigantes, entre otras joyas de la televisión abierta nacional, porque sinceramente si no me dedicara al periodismo de salud, viajes o gastronómico, preferiría mil veces desempeñarme en espectáculos antes que en política, ya que al menos los primeros me dan risa y me evitan derramar bilis... bueno, al menos no la derramo cada cinco minutos.
El chiste es que comencé a ver el majestuoso, increíble, mismo concepto de siempre de La Academia, y no me pueden decir que no porque lo he visto por años, yo era fan de la primera generación, incluso llegué a pensar en algún día estar dentro (sí, yo también fui adolescente, pero por suerte maduré... o cambié mi sueño) y hasta donde yo recuerdo, lo único que ha cambiado es el escenario, hasta los jueces permaneces tras varias generaciones y lo peor es que ahora parece que ya se lo toman a chiste, aunque la verdad yo también lo haría.
Disculpen mi debraye, pero no puedo pensar de manera racional u objetiva, pues no existe otra verdad más que la que ví, el mismo concierto que durante 8 o 9 años han presentado: tres jueces haciendo un show interminable secundados por el director, que en esta ocasión es Eduardo Capetillo, una conducción que deja bastante que desear, porque como sea el tonito cantado de Rafael Araneda se puede soportar, pero ¿Bibi Gaytán?, es como una burla; hay algunas voces destacables, no se puede negar, pero también se ve que hay alumnos que serán los nuevos personajes que sin voz pero a golpe de escándalos y show harán su luchita por colarse hasta poco antes de la final, si no es que llegan, lo mismo que los dramáticos, en fin, lo mismo de cada generación.
A lo que va mi pregunta inicial es a lo siguiente: Cuando La Academia hizo su primera transmisión en México, era un proyecto diferente, innovador y bastante prometedor para aquellos nuevos talentos, pero el concepto se agotó, lo desgastaron a tal grado que hoy ni siquiera se acerca a esa catapulta. Y no quiero decir que ya no hay talento en México, verdaderamente lo hay, lo que no hay es la intención de destacarlo, pues si bien es cierto que se trata de un Reality Show, se convirtió en el extremo: pleitos, historias de vida dramáticas y a veces increíbles, cambio de reglas y un sin fin de cosas que han hecho que los que quieren destacar se armen de valor para protagonizar la primera de muchas telenovelas.
Ahora, ¿qué sigue para los ex académicos una vez concluída la estadía en la casa del ajusco?: NADA, o casi nada, porque incluso cuando hayan ganado, se ven confinados a un contrato con la televisora donde estipulan un determinado número de años o discos antes de dejarlos en libertad, discos que corren a cargo de sus productores, con conceptos que en muchas ocasiones son poco afortunados y que terminan haciendo que los “nuevos ídolos” de México terminen en programas unitarios de televisión, o en el olvido.
Si alguien aún lo duda díganme al menos 20 egresados de este reality que tengan éxito o por lo menos trabajo constante, yo cuento sólo a 13 que más o menos se defienden: algunos en el teatro, otros en la conducción, pero los que han tenido éxito en el terreno musical son muy pocos y los que se han mantenido en él menos, y estoy pidiendo sólo 20, porque si nos vamos a números más exigentes, de 8 generaciones pasadas a 20 por generación son 160 “talentos” que pasaron de noche, 160 ilusiones que se rompieron, muchos que arriesgaron todo por creer que una televisora los ayudaría a alcanzar su sueño.
Está bien, no se puede culpar a la televisora, pero tampoco hay que meterle el pie a quien intenta sobresalir, porque muchos tienen el talento para hacerlo. En fin, no me pienso meter en más rollo sobre el declive del medio artístico en el país o la falta de proyectos, lo único que quería expresar es mi enfado por el inicio de La Academia que hace uno o dos años se había declarado como finalizada, no tanto porque pase o no, al final yo elijo si la veo o no, sino por la tomada de pelo que implica y la falta de oportunidad de ver algo interesante o entretenido en el horario estelar del domingo.
Y sí, ya se que es TV Azteca y sus proyectos dejan que desear, pero al menos antes pasaban películas de Disney u otros títulos que al menos te hacían reír, ahora sólo quedará rentar DVD´s, usar el zaping o ver “El show de los peques” ... mejor duermo temprano.

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