Esta semana se celebró el Día Mundial de la Paz, para ser más precisos ayer, 21 de septiembre. Muchos lo celebraron, otros criticaron la falta de ésta en nuestro país y del mundo en general; aparecieron el “Chicharito” y Miguel Bosé como parte de una campaña de Coca Cola, varios programas de televisión se vistieron de blanco, pero la verdad a mí me desconciertan mucho estas fechas, porque pasa más o menos lo mismo que sucedió una semana antes con el festejo del Grito de Independencia.
El 15 y 16 de septiembre además de convertirse en un excelente momento para vacacionar gracias al “puente” que se tuvo a bien hacer en muchas empresas e instituciones; también se convirtió en el momento ideal, como cada año, para expresar el sentimiento nacionalista que nos embarga y que muchos no suelen expresar los 363 días restantes, no sé bien por qué, tal vez las mentadas de madre (disculpen la expresión) a las manifestaciones, el gobierno o cualquier “indio” que se les atraviese enfrente, abarcan todo el espacio en sus redes sociales, lo mismo que las frases en inglés y el reconocimiento a grupos musicales extranjeros.
Pero en fin, aquellos días, y en sí todo el mes de septiembre, las redes sociales se vistieron de verde, blanco y rojo con banderitas como fotos de perfil y hasta #hashtags simpáticos en twitter como #gritosmexicanos o cosas por el estilo; las canciones con mariachi no podían faltar; incluso aquellos que no salen de burger king o restaurantes con más clase, presumieron que degustarían algún platillo mexicano, lamentablemente el bagaje gastronómico de muchos no pasa del pozole, las quesadillas, sopes, pambazos, huaraches, enchiladas y por supuesto, los muy afamados chiles en nogada (aunque actualmente algunos restaurantes ofrecen unas versiones tan fusionadas que lo único que les queda de mexicano es el chile ).
El mismo caso ocurre con el Día Mundial de la Paz, les aseguro que si Coca Cola no lo mete hasta en la sopa, y no se hubiera mencionado en los múltiples medios de comunicación, un alto porcentaje de quienes hicieron un homenaje en este día ni siquiera se habrían enterado. Y no está mal que se reconozca y celebre, siempre he dicho que estos momentos son como los cumpleaños, un pequeño pretexto para celebrar y reflexionar, pero sinceramente yo vivo 365 días, ni modo que me duerma 364 y sólo despierte para mi cumpleaños. Esta es la tendencia en estos casos: la gente deja a la deriva la paz, los derechos de las mujeres, los niños, las madres, los padres, los bosques, el agua, por mencionar sólo algunos casos, el resto del año, para celebrarlo e incluso reclamar el día que se ha instituido como oficial.
Basta con leer los muros o perfiles de algunos que se pronunciaron a favor de la paz y se podrán ver groserías, quejas, insultos, reclamos, agresiones; ya no entendí, ¿eso es la paz?. Si bien ésta se reconoce en su máxima potencia en el deseo de que no se encuentren más cuerpos tirados o en fosas clandestinas; en poder salir a la calle sin temor a un fuego cruzado; como todo, también tiene que ver con los detalles más pequeños. El concepto de paz incluye desde la espiritual, hasta la de un país, pasando por nuestra familia, amigos y comportamiento en sociedad.
Tanto el sentido de pertenencia a una nación, como la promoción de la paz no pueden ser usadas como prendas de vestir que se quitan y ponen según la ocasión, se trata de palabras y pensamientos que deben ser congruentes con nuestras acciones. Estoy a favor de la paz, por eso trato de vivir así la mayor parte del tiempo, no dejo de exigir mi derecho a disfrutar de la tranquilidad de transitar por las calles de mi país, pero no agredo a nadie en busca de que éste se cumpla.
Gandhi lo expresó a la perfección: “No hay camino para la paz, la paz es el camino”; asimismo, la grandeza de un país se deriva de los pequeños detalles y de lo que tiene un mayor peso: su gente. Si nos escudamos en las culpas que tienen quienes nos gobiernan, es claro que tendremos a un responsable, pero no estaremos contribuyendo a nada, en cambio si exigimos, pero trabajamos, sonreímos y nos respetamos, al menos nuestro paso por la vida será más leve y evitaremos contaminar la paz de otros y el país de malas actitudes.
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