El Agave tiene un gran arraigo en nuestra cultura e identidad como mexicanos, no sólo por la importancia que se le dio en el mundo prehispánico; en la actualidad sus destilados, especialmente el tequila, se han posicionado en un lugar especial en el mundo, ganándose el aprecio de propios y extranjeros.
Sin embargo, las bebidas que se obtienen de esta planta, no son el único producto de consumo humano, que ha llegado a consumidores internacionales. Actualmente se exportan cantidades importantes de Miel de Agave a Estados Unidos, así como Europa y Asia.
Dulce y nutritivo maguey
Uno de los atractivos principales del también conocido como Jarabe o Sirope de Agave, es su bajo Índice Glucémico (valor numérico que indica la rapidez de absorción de los hidratos de carbono); éste es menor que el del azúcar refinada, lo que lo vuelve una alternativa dulce menos agresiva para las personas con diabetes, pues no eleva tan rápidamente los niveles de glucosa en sangre.
Esta característica está determinada en gran medida por el elevado porcentaje de fructosa que contiene esta miel (azúcar natural contenido en las frutas), lo que además de darle un gusto más dulce, lo hace de lenta digestión, por lo que su consumo en cantidades moderadas puede ser un buen aliado de los pacientes diabéticos, pues no estimula la secreción de insulina.
Estas cualidades benefician también a las personas que se tienen interés en la reducción de peso corporal, así como a los deportistas que requieren una estabilidad en sus niveles de glucosa. Asimismo, es apta para el consumo de niños y adultos mayores, pues se trata de un producto natural y orgánico.
Sus propiedades alimenticias y flexibilidad, han contribuido a que se incluya en una amplia gama de alimentos como: mermeladas, cajetas, jarabes, ates, cereales, barras de cereal, paletas y caramelos, que se abren paso poco a poco, a pesar de que esta miel lleva alrededor de dos décadas en el mercado.
Quizá uno de sus mayores obstáculos sea el costo, que generalmente se coloca por encima del azúcar, mieles y edulcorantes comerciales; si no se conoce el producto, este motivo puede frenar la compra, lo que hace imprescindible estudiar los beneficios y saber si es un gasto que merece la pena realizar, especialmente cuando la condición médica lo requiere.
La inulina, aliada poco conocida
Y si se quisiera agregar otro punto a favor de la miel de agave, éste sería su contenido de Inulina. Se trata de una fibra soluble y digerible, la cual pasa directamente al colon, donde al fermentarse alimenta las bacterias benéficas, contribuyendo al equilibrio entre éstas y las bacterias dañinas.
Al tener esta característica prebiótica, el jarabe de agave se convierte en un alimento funcional, definido como aquel que además de nutrir, mejora las funciones del organismo, dando beneficios a la salud.
Actualmente es posible adquirir la inulina que se obtiene del maguey en forma de polvo soluble, lo que facilita la ingesta de este suplemento e incrementa sus beneficios, que no se reducen a un equilibro en la flora intestinal; también contribuye a la regulación del tránsito en el intestino, lo que mantiene la salud del sistema digestivo. Asimismo, el consumo de inulina mejora la absorción del calcio presente en los alimentos.
Para obtener este producto, se requiere extraer el jugo crudo del agave, tamizarlo, purificarlo, y someterlo a una evaporización y cristalización, de la que se obtiene el polvo de inulina que es envasado y comercializado.
La inulina se encuentra presente en alimentos como el ajo, la cebolla, poro, alcachofa, espárragos. También es bien aprovechada en la industria de alimentos la que se obtiene de la raíz de achicoria (o diente de león), pues mejora la textura y estabilidad de algunos productos lácteos, horneados, cereales y cárnicos, además de estar catalogada como segura por la FDA (Food and Drugs Administration) de Estados Unidos.
Sin embargo, la que se obtiene del Agave, no sólo cuenta con la misma calidad, sino permite a los productores de esta planta, ampliar su panorama hacia la oferta de nuevos productos al público. Esto favorece en gran medida, a aquellos que no cuentan con una denominación de origen para realizar destilados, o aquellos que se ven desfavorecidos en las ventas del maguey.
Al consumidor, la producción de este tipo de alimentos nos benefician no sólo por la calidad de los nutrientes que nos brinda, sino porque se trata de un producto mexicano hecho con el fruto de nuestra tierra, lo que además nos permite contribuir a la economía de las familias mexicanas, a la conservación de nuestras especies, al tiempo que evita el consumo excesivo de productos químicos y manipulados.
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