Como estaba previsto, el jueves y viernes se llevó a cabo el Festival Gastronómico “Viaje con sabor a México” en el salón Maya 3 del WTC de la Ciudad de México. Este evento fue realizado a fin de dar difusión a las 18 rutas Gastronómicas ideadas por la Secretaría de Turismo Federal, los Gobiernos Estatales, y la Canirac (Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados) luego de que la UNESCO (Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) declarara a la Gastronomía Mexicana como parte del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Estos recorridos resultan no sólo una forma de atraer mayor número de turistas tanto nacionales como extranjeros al abrir otra posibilidad de conocer México más allá de sus playas, sino también una manera de difundir y preservar la cultura y aquellas tradiciones relativas al terreno culinario.
Ese fue el objetivo del evento, dar a conocer las rutas a través de pequeños bocadillos que representaban algún platillo tradicional de los diferentes estados. Así los asistentes por $50 pesos pudimos degustar platillos como Asado de Bodas de San Luis Potosí, Jaibas Rellenas de Tampico, Mole de Oaxaca, entre muchas opciones de estados como Tlaxcala, Nayarit, Baja California, Tabasco, Veracruz, por mencionar algunos.
Conforme se realizaba el recorrido, se podía leer y observar las diferentes mamparas con información básica sobre los estados y las rutas, mismas que servían de escenografía de los chefs que presentaban el platillo, y permitían mantener las “cocinas” ocultas al público.
No sólo hubo degustación de bocadillos, también de vinos, tequila, café y otras bebidas típicas; asimismo, se incluyó un área donde expositores de diferentes regiones ofrecían productos típicos para su compra. Quesos panela, cotija, de hebra; dulces como el chocolate, barras y panes de amaranto, mermeladas y jaleas orgánicas, queso de tuna; y otros productos, como rompope, tlayudas y chapulines, entre algunos ejemplos, se encontraban a disposición de los asistentes.
A pesar de ser los alimentos de las diferentes rutas, los protagonistas, también hubo una zona con sillas y pantallas para escuchar las conferencias sobre temáticas relacionadas con la cocina por parte de expertos. Área que se veía notablemente despoblada en relación al resto del salón, que contó con un importante número de asistentes que llenaban el lugar mientras otros esperaban entrar haciendo fila.
En lo personal, esta exposición me dejó varios puntos a reflexionar: en primer lugar, reconocer y abrazar este nuevo concepto de viajes, por ser una guía para acercarnos a nuestra cultura y abrir los ojos para darle un giro a nuestras vacaciones, al tiempo que nos permiten valorar y reforzar nuestra identidad como nación.
En segundo lugar, y aunque sé que el carácter del evento era demostrativo más que informativo, me hubiera gustado mayor información para el público en general, ya fuera con un mayor número de folletos informativos, o con una mayor posibilidad de que los chefs explicaran los platillo.
No se trata sólo de los organizadores, también del público, pues pude ver a un asistente que le reclamó a uno de los “anfitriones” el tiempo de espera que tenía en la fila por no agilizar el paso al estar explicando. La respuesta del chef fue totalmente plausible, pues apelaba a lo importante que era para él explicar su platillo.
Este tipo de pasión y convicción es la que se necesita para que nuestra gastronomía permanezca en el lugar que se encuentra; ojalá logre permear no sólo a los cocineros, tradicionales o contemporáneos, sino a los mexicanos en general y mantener en alto el nombre y orgullo por México, y que esta degustación no quede en un buen sabor de boca, sino en un deseo por explorar y adentrarse de lleno a esos sabores.
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