A principios de esta semana comenzaron a surgir en redes sociales como Facebook y Twitter comentarios que incluían la expresión Fuaa a veces seguida de un enlace al canal You Tube donde aparece el video de un individuo en estado de ebriedad quien dice tener poderes adivinatorios y capacidad de revivir a los muertos. “El fua”, como fue nombrado por algunos en la red, utiliza esta “palabra” para expresar la fuerza que vienen desde el estómago y que permite salir adelante aún en la adversidad.
Pocos saben el origen de este material que forma parte del programa de noticias que se difunde en el portal informativo nayaritenlinea.mx, a cargo del periodista Antonio Tello; estas imágenes fungían como parte de un reportaje titulado “Noche de Emergencias” en el que se mostró la labor del grupo de socorristas de la Comisión Nacional de Emergencias que esa noche tuvo que atender a este hombre; posteriormente una persona subió el video al canal de Internet y comenzó un revuelo.
Todo transcurre en las calles de Tepic, Nayarit, en México, donde este sujeto además de dar a conocer su extraña filosofía, pidió enviar un mensaje a su mujer quien, según menciona, vive con sus hijos y otro hombre en el Estado de México, pues él fue alejado de su familia por culpa del alcoholismo, que también impidió que continuara su carrera como seminarista de Desarrollo Humano; asimismo, intercambió sus habilidades para leer la mano por un cigarro.
Rápidamente el tema se convirtió en Trending Topic en twitter, lo que colocó a este individuo en un lugar especial como lo tuvieron tiempo atrás “el Canacas” y otros personajes que han sido videograbados alcoholizados e incoherentes, generalmente en un encuentro con la autoridad. Inmediatamente viene a mi mente ¿qué tiene de gracioso ver a una persona así?, ¿por qué darle tanto espacio a esto?.
La problemática tiene muchas aristas, entre ellas el seguir considerando graciosos los efectos del alcohol, pues el mismo que los hizo reír pudo haber causado un accidente, cometido un delito o provocado su propia muerte; olvidamos que el alcoholismo es una enfermedad que, como él mismo menciona, causa daño tanto a quien lo sufre como a su familia. Muchos siguen sin tomar en serio este tema y cada vez personas más jóvenes ingieren bebidas alcohólicas a menor o mayor proporción; algunos entran en una competencia por ver quién aguanta más, por quedar bien con sus amigos, y se identifican con sujetos como el del video por las “tonterías” o lo “gracioso” que resulta; no se toman en cuenta los efectos del alcohol a su vida personal ni laboral, sólo en ese momento.
Esto forma parte de la eterna burla del otro, reír del que está en “desgracia” porque hace algo que al estar sobrio, cuerdo o sano, sería ridículo e incluso se vería con desprecio; una especie de discriminación muy bien escondida entre el “humor mexicano”, tal como se discrimina a los homosexuales, a los indígenas o a personas con discapacidad a través de estereotipos hirientes; nos estamos deshumanizando, comenzamos a olvidar que aunque a primera vista es gracioso, hay un trasfondo fuerte y profundo detrás que afecta a toda la sociedad.
Ver este comportamiento reflejado en un video no suena importante, pasa y se olvida, el protagonista queda a su suerte o se le contrata como bufón para algún programa de televisión, pero si el caso ocurriera en nuestras familias, si aquel que sale diciendo “fuaa” fuera nuestro amigo, hijo, primo o padre, más allá de la risa vendría la vergüenza, y una preocupación por ver como aquel que amamos se destruye y termina con su vida poco a poco. Es momento de reflexionar y poner atención a aquello de lo que nos reímos, porque puede ser un reflejo de nuestra propia realidad.
Pocos saben el origen de este material que forma parte del programa de noticias que se difunde en el portal informativo nayaritenlinea.mx, a cargo del periodista Antonio Tello; estas imágenes fungían como parte de un reportaje titulado “Noche de Emergencias” en el que se mostró la labor del grupo de socorristas de la Comisión Nacional de Emergencias que esa noche tuvo que atender a este hombre; posteriormente una persona subió el video al canal de Internet y comenzó un revuelo.
Todo transcurre en las calles de Tepic, Nayarit, en México, donde este sujeto además de dar a conocer su extraña filosofía, pidió enviar un mensaje a su mujer quien, según menciona, vive con sus hijos y otro hombre en el Estado de México, pues él fue alejado de su familia por culpa del alcoholismo, que también impidió que continuara su carrera como seminarista de Desarrollo Humano; asimismo, intercambió sus habilidades para leer la mano por un cigarro.
Rápidamente el tema se convirtió en Trending Topic en twitter, lo que colocó a este individuo en un lugar especial como lo tuvieron tiempo atrás “el Canacas” y otros personajes que han sido videograbados alcoholizados e incoherentes, generalmente en un encuentro con la autoridad. Inmediatamente viene a mi mente ¿qué tiene de gracioso ver a una persona así?, ¿por qué darle tanto espacio a esto?.
La problemática tiene muchas aristas, entre ellas el seguir considerando graciosos los efectos del alcohol, pues el mismo que los hizo reír pudo haber causado un accidente, cometido un delito o provocado su propia muerte; olvidamos que el alcoholismo es una enfermedad que, como él mismo menciona, causa daño tanto a quien lo sufre como a su familia. Muchos siguen sin tomar en serio este tema y cada vez personas más jóvenes ingieren bebidas alcohólicas a menor o mayor proporción; algunos entran en una competencia por ver quién aguanta más, por quedar bien con sus amigos, y se identifican con sujetos como el del video por las “tonterías” o lo “gracioso” que resulta; no se toman en cuenta los efectos del alcohol a su vida personal ni laboral, sólo en ese momento.
Esto forma parte de la eterna burla del otro, reír del que está en “desgracia” porque hace algo que al estar sobrio, cuerdo o sano, sería ridículo e incluso se vería con desprecio; una especie de discriminación muy bien escondida entre el “humor mexicano”, tal como se discrimina a los homosexuales, a los indígenas o a personas con discapacidad a través de estereotipos hirientes; nos estamos deshumanizando, comenzamos a olvidar que aunque a primera vista es gracioso, hay un trasfondo fuerte y profundo detrás que afecta a toda la sociedad.
Ver este comportamiento reflejado en un video no suena importante, pasa y se olvida, el protagonista queda a su suerte o se le contrata como bufón para algún programa de televisión, pero si el caso ocurriera en nuestras familias, si aquel que sale diciendo “fuaa” fuera nuestro amigo, hijo, primo o padre, más allá de la risa vendría la vergüenza, y una preocupación por ver como aquel que amamos se destruye y termina con su vida poco a poco. Es momento de reflexionar y poner atención a aquello de lo que nos reímos, porque puede ser un reflejo de nuestra propia realidad.
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