septiembre 14, 2014

Cocina de oficina: rollo de pollo

“Un buen bocado a mitad del ajetreo, de la rutina, de las horas de hastío, da un descanso al alma y energía al cuerpo.”

Nada como llegar a la anhelada hora de la comida en  medio de una jornada laboral y disfrutar de alimentos deliciosos y reconfortantes que nos provean de lo necesario para continuar, en vez de dejarnos con el 'mal del puerco'. Al menos para mí saber que hay algo rico esperándome, me hace sonreír; creo que ese momento, sin importar el lugar, debe ser una especie de ritual, un 'break'  del estrés, el ajetreo, los pendientes.
Para algunos eso puede reducirse a salir a comer algo, a veces sin importar qué, pero siendo una apasionada de la cocina, y también un tanto quisquillosa, prefiero llevar mis propios platillos y dejar las salidas para ocasiones especiales, lo cual ayuda a la economía y a la salud (incluída la 'línea').
En esta ocasión les comparto la receta de un rollo de pechuga de pollo, que se hace rápido y puede alcanzar para dos días acompañado de alguna guarnición, en mi caso  quinoa con verduras para completar los carbohidratos. Decidí hacerla al horno par aprovechar que estaba preparando una pasta horneada, y así matar dos pájaros de un tiro.

Ingredientes:
2 filetes de pechuga de pollo
2-3 rebanadas de pechuga de pavo o jamón
60 g de quesillo (queso oaxaca o de hebra) desmenuzado
1 lata chica de champiñones escurridos*
sal y pimienta (para sazonar)
papel aluminio

Salpimentamos los filetes y los acomodamos en el papel aluminio sobreponiéndolas sólo un poco para evitar que se 'desparramen'.
Encima colocamos la pechuga de pavo, los champiñones y el queso.
Enrollamos el pollo ayudándonos del aluminio para que quede bien apretado, cerramos bien el papel y lo llevamos al horno por aproximadamente 45 min. a 350°F.**
Al sacarlo revisamos que esté cocida la pechuga por uno de los extremos, de no ser así, volvemos a meter un par de minutos. Cuando esté lista, dejamos reposar, cortamos y servimos o ponemos en un recipiente para llevar.

* Es evidente que amo los champiñones, pero también se puede sustituir por espinaca, acelga, calabacita, o cualquier verdura  en julianas o láminas delgadas, crudas o blanqueadas.

** Pongo la temperatura en grados Farenheit, porque así viene el horno en el que cocino; sin embargo, la conversión apunta a aprox. 180°C.  

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