agosto 31, 2014

La tortilla, un universo aparte

Para continuar destacando las virtudes del maíz, apuntaré que pocos se negarían a un taco de sal con una tortilla recién hecha y calientita; los mexicanos reconocemos una tortilla de 'verdad' y la gran mayoría sabemos la diferencia entre una hecha a mano y de manera tradicional, a una de tortillería. Sabemos cuando se elaboró con 'maíz fresco' o harina, no sólo por instinto, sino porque la flexibilidad entre una y otra son muy distintas. La primera soporta ser recalentada sin ponerse tiesa, la segunda suele fracasar en el intento, además de que no se infla.
No importa cuánto intentemos sacarla de nuestra dieta, siempre regresamos a ella, especialmente porque actualmente existen pruebas de sus beneficios, como el calcio, fósforo y proteínas que aportan.
Hablar de la tortilla también nos conduce a sabores extraordinarios, pues es base de lo que podría considerarse una infinidad de platillos que se han convertido en los favoritos de muchos.
La tortilla nos permite disfrutar desde tacos y quesadillas (con una gran diversidad de rellenos y variaciones -sudados, dorados-); tradicionales enchiladas en sus diferentes preparaciones, hasta otras que nos permitan aprovechar las 'sobras', como los chilaquiles, sopas o migas (huevo con tortilla).
La tortilla también tiene sus variantes en tamaño y grueso, no sólo por la forma de prepararlas, sino para el fin con el que se utilizan, que va desde la taquera, hasta las tortillas de dimensiones más grandes como las que se consumen en el interior de la República. Asimismo, a partir de ellas se preparan tostadas y tlayudas... en fin, la tortilla no sólo tiene un origen ancestral, sino que continúa siendo parte de la alimentación diaria de los millones de mexicanos que habitan el país, sin que esto limite su presencia más allá de las fronteras.

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