Hace no mucho platicaba con una persona que se ha vuelto importante en el sentido de hacerme pensar, interesarme por temáticas que antes no hubiera imaginado; su presencia me ha ayudado a ser más crítica y tratar de proponer.
Pero en fin, ese es un tema que en otro momento se puede tratar, lo que me planteaba esta persona era acerca de que tan viable es una huelga de hambre en estos momentos de la vida,
sobre todo en un país como el nuestro.
Ella planteaba que no es una herramienta útil en una sociedad democrática, porque finalmente, no se han logrado grandes avances partiendo de este medio; es más antes de Fariñas, ya no había sido viable.
Eso era algo que ya había pensado, cuando sucedió el conflicto del Sindicato Mexicano de Electricistas, mi primer pensamiento fue que tristemente, mi tristeza fue por el daño que se provocarían, eso no funcionaría, porque aplicar una presión de ese tipo, ante un gobierno que últimamente no parece tener mucho interés en las vidas humanas, no podía tener otro final que el que tuvo.
Pero más allá de lo que el SME exigía, o exige con su movimiento, más allá de cualquier conflicto político, me puse a pensar en por qué pensar en una huelga de hambre.
Seguramente, porque la lógica, pero principalmente el instinto, indica que si no comemos poco a poco nos debilitaremos y después de un periodo de tiempo sin ingerir ni un sólo alimento, moriremos.
Entonces se convierte en una protesta, en dejar de comer para que el otro nos haga caso, porque suponemos que le importamos, que la vida posee un valor tan grande que cualquiera respondería al ver en riesgo, y es entonces, cuando nos hacemos conscientes de tal cosa, que nos volvemos chantajistas.
En ocasiones cuando somos pequeños, nos negamos a comer cuando nos regañan, o queremos que nos compren algo; incluso decidimos no ingerir bocado alguno si la comida no nos gusta, porque sabemos que es casi una regla, que el adulto a nuestro cargo ceda a nuestra petición provocado por una preocupación por nuestro bienestar.
Ahí entendemos la importancia de comer, y malinterpretamos lo imprescindible que es en nuestras vidas; al crecer si nos enojamos no comemos, si sufrimos alguna decepción amorosa o amistosa, actuamos de la misma manera.
Y más adelante eso se convierte en un no comer, o dejar aquellas cosas que más nos gustan, cuando queremos alcanzar una meta, llámese ponernos un bikini, un vestido, conquistar a alguien; así nos topamos con una sociedad que está en huelga de hambre constantemente con tal de alcanzar un fin, sea político y personal.
Le echamos la culpa a la comida de nuestros problemas, y la eliminamos para encontrar soluciones, porque sabemos que ésta es uno de los elementos más importantes para las funciones de nuestro cuerpo, pero pocas veces nos enfocamos en los daños que su ausencia causará.
Sabemos que seguramente bajaremos de peso, pero no pensamos que también hay daños que pueden llegar a ser irreversibles.
Entonces la pregunta que me llega a la mente es, si existen quienes hacen huelga de hambre para llegar a un fin político, la personas que sufrimos y sufren de anorexia y bulimia, ¿están en huelga de hambre?.
Tal vez sin darnos cuenta, es exactamente lo mismo; hacemos huelga de hambre, dejamos de comer como una protesta hacia nuestro cuerpo, y conseguimos exactamente los mismos resultados, nos dañamos y al final, no obtenemos mayor beneficio, porque aquel contra el que nos pronunciamos será el que nos acompañe siempre.
Definitivamente llegamos a la conclusión de que en una sociedad donde constantemente nos encontramos negociando con el comer o no comer, una huelga de hambre no resulta ni siquiera un poco eficaz.
Si el diálogo no es opción, si no hay manera de cambiar aquello que desearíamos, vale más buscar otros medios u otro camino, porque lastimar a nuestro cuerpo, con el deseo de convencer o complacer a otro no es opción; si aprendimos a valuar nuestra vida, hagámoslo con la importancia y responsabilidad que merece, no esperemos que el otro la valore de la misma manera, porque ver morir a alguien no es lo mismo que ver concluída tu propia existencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario